André Kertész nació en Budapest el 2 de julio de 1894 y falleció en Nueva York el 28 de septiembre de 1985.
Es conocido por sus contribuciones a la composición fotográfica y por sus esfuerzos para establecer y desarrollar el ensayo fotográfico. Aunque se interesaba, por razones de trabajo, por el reportaje fotográfico, sin embargo, su verdadera pasión era la composición paisajística.
Durante los primeros años de su carrera, sus trabajos no fueron apreciados debido a sus ángulos poco ortodoxos y a su deseo de conservar un estilo fotográfico personal. Incluso al final de su vida Kertész consideró que no había obtenido el reconocimiento que merecía.
Actualmente, es considerado una de las figuras más influyentes del periodismo fotográfico.
A pesar de que su familia deseaba que trabajara como corredor de bolsa, Kertész se convirtió en un fotógrafo autodidacta y sus primeros trabajos fueron publicados principalmente en revistas.
Kertész sirvió brevemente en la Primera Guerra Mundial. En 1925 se mudó a París en contra de los deseos de su familia; allí formó parte del creciente grupo de artistas inmigrantes y del movimiento dadaísta. Además, su trabajo obtuvo en París el éxito comercial y el aplauso de la crítica. Sin embargo, la amenaza inminente de la Segunda Guerra Mundial lo obligó a emigrar a los Estados Unidos, donde tuvo una vida más difícil, teniendo que reconstruir su reputación a través de encargos. También tuvo altercados con varios editores, ya que estimaba que no reconocían su trabajo. Durante los años 40 y los 50, Kertész dejó de trabajar para revistas y ganó éxito internacional.
A pesar de los numerosos premios que obtuvo durante su carrera, Kertész consideraba que el público y la crítica no valoraban sus obras, un sentimiento que perduró hasta su muerte. Su carrera se divide generalmente en cuatro periodos: el periodo húngaro, el francés, el estadounidense y el internacional.
En Hungría, con su primera cámara, una cámara rectangular ICA, empezó a tomar fotografías a los campesinos locales, a los gitanos y a los paisajes de la Gran Llanura Húngara. Se cree que su primera fotografía fue "Niño durmiendo", Budapest.
En 1914, a los 20 años, fue enviado al frente de batalla, donde tomó fotografías de la vida en las trincheras con una cámara ligera (una Tenax de Goerz). Desafortunadamente, la mayoría de estas fotografías fueron destruidas durante la revolución húngara de 1919.
En Esztergom continuó tomando fotos, incluyendo un autorretrato con el que participó en un concurso de la revista Borsszem Jankó. La obra más conocida de éste periodo es "Nadador bajo el agua, Esztergom, 1917", la única fotografía que sobrevive de una serie que muestra nadadores cuya imagen es distorsionada por el agua. Esta serie provocó que Kertész se interesara en distorsiones, lo que lo llevó a realizar una serie llamada "Distorsiones" a principios de los años 1930.
Tras su llegada a París, Kertész cambió su nombre por el de André, que usaría durante el resto de su vida. Por entonces muchos fotógrafos estaban interesados en el dadaísmo, el cual se estaba convirtiendo en un movimiento artístico considerable, especialmente en Francia. Kertész pronto conoció a varios miembros del movimiento y se relacionó con ellos. Durante su tiempo libre retrató a varios artistas, incluyendo a los pintores Piet Mondrian y Marc Chagall, la escritora Colette y el cineasta Sergéi Eisenstein.
En 1928, Kertész dejó de usar cámaras con placas y adquirió una Leica; rápidamente, se acostumbró a su nueva cámara. Éste periodo, especialmente a finales de los años 1920, fue uno de los más productivos de su carrera, ya que tomaba fotografías diariamente y publicaba varias de estas en revistas. También dividía su tiempo cuidadosamente entre encargos y su fotografía personal.
Publicó varios libros de fotografía: Enfants, Paris, Nos Amies les bêtes y Les Cathédrales du vin.
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