Per Bak Jensen nació el 22 de abril de 1949 en Copenhague. Estudió en la Real Academia Danesa de Bellas Artes (1980-1986) y después inspiró a generaciones de artistas más jóvenes como profesor en la academia.
Sus imágenes desoladas de la naturaleza o de emplazamientos industriales suelen transmitir una impresión casi metafísica: "No puedo describirlo con palabras, así que decidí fotografiarlo. No sé si en mis fotografías se ven esas cosas ocultas, pero lo que sí se ve son los lugares en los que sentí que había algo oculto..."
Sus temas inusuales, que a menudo tendemos a pasar por alto, incluyen rastrojos de maíz, ramitas en la nieve o unas cuantas rocas aisladas. Siempre atento al ángulo, la luz y la exposición, nunca manipula sus fotografías una vez tomadas.
VI Concurso CNIE La edad no nos define. La mirada, sí
La Fundación General de la Universidad de Salamanca, a través del CENIE, convoca la VI edición del Concurso de Fotografía en el marco del proyecto Nuevas Sociedades Longevas. Esta convocatoria apuesta por una visión renovada de la longevidad...
Fecha límite de presentación: Hasta el 30-11-2025.
Cuota de inscripción: Gratuita.
Temática del concurso. La edad no nos define. La mirada, sí. Categorías: Retratos con alma, Instantes sin edad.
Premios
Las imágenes premiadas invitan a los espectadores a mirar más allá del ciclo informativo y a conectar con historias, tanto destacadas como olvidadas, de todo el mundo. Revelan lucha y resistencia, pero también calidez humana y valentía...
Arnold Newman: "Puedo mostrar una parte fundamental del alma".
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Aunque realizaba todo tipo de fotografías, fueron los retratos los que le concedieron mayor relevancia. Una característica de sus retratos es el empleo de elementos u objetos que se relacionan con los intereses o la profesión del personaje fotografiado. "No soy capaz de retratar el alma, pero puedo enseñar una parte fundamental de ella", decía Newman.
Tanto el atardecer como el amanecer son momentos de magia; momentos preferidos por los fotógrafos que quieren captarla.
Los atardeceres nos muestran colores más intensos y cielos más luminosos; en cambio, los tonos de los amaneceres son más suaves, sutiles; y los cielos, más oscuros y misteriosos.